En primer lugar os muestro este torcecuellos.
Quien me iba a decir a mi que lo iba a poder ver tan a placer como lo he visto gracias a la informacion de mi amigo Carlos que vive por la zona.
Cuando el torcecuello justifica mejor su nombre es
cuando se le sorprende en el nido. Eriza entonces las plumas de la
cabeza encuadrando con ellas los ojos, de una manera extraña, mientras
que el cuello gira lentamente, estirándose y encogiéndose; al tiempo, el
ave silba como una culebra encolerizada. Esta mímica asusta sin duda a
muchas aves cavernícolas, ya que les recuerda a sus enemigos
hereditarios, las serpientes predadoras de huevos.
Parece que tienen querencia en una zona ajardinada de Jerez de la Frontera donde está paando el invierno.
Y esta última fotillo.
Espero que os guste, salud y feliz año a todos.
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