El camino no tiene pérdida. Se resume en subir, subir y subir. Aquí más que nunca es importante el ritmo de subida. De pequeño me decía mi padre que para subir una montaña "hay que subir como un viejo para llegar como un joven, porque si subes como un joven llegarás como un viejo" Las vistas empiezan a ser espectaculares desde el primer momento.
El sendero pasa por zonas de sombra y, cuando llevas más de la mitad, se empieza a abrir.

En torno a los 1550m entramos en una garganta con zonas húmedas donde encontré varias cabras montesas que andaba por allí.
Y al fin llegué al último tramo. Este último tramo es el más delicado porque hay que trepar en alguna ocasión pero nada que con cuidado no se pueda superar.
Y al final llegué arriba en poco más de 2 horas, por lo que tenía tiempo de sobra para disfrutar de las vistas.
Ver a tus pies el pinsapar es un gustazo para la vista.
Allí, en la misma cumbre, vi varios ejemplares de acentor alpino.
Durante el camino veremos varios ejemplares de pinsapo.
Y desde allí regresamos por el mismo camino por una bajada que se hace algo larga hasta que vemos los coches.
Y aquí podeis ver el perfil de la ruta.
Resumiendo, una ruta de las clásicas que hay que hacer de vez en cuando y que no defrauda nunca.
Salud.
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