Las fotografías de paisajes y de fauna que aparecen en este Blog y los textos que las acompañan están hechos por mi, a menos que se diga lo contrario.

viernes, 25 de junio de 2010

MARRUECOS EN ESTADO PURO


Como el titulo indica, la idea era ver como es la zona sur de Marruecos y pasar una noche en el desierto del Sahara en una haima bereber, viendo la noche que sólo allí se puede ver.

De la llegada a Marrakech no hay gran cosa que contar. Solo que fui en mi coche a Santa Justa y en autobús hasta el aeropuerto. Cosa que recomiendo porque así se ahorra bastante.

Concerté los servicios por la empresa de aventura Trekkingmarrakech. Que es una empresa regentada por un marroquí y su esposa madrileña, estando ubicada en Tenerife. Lo hice así por la confianza que me daba el llevarlo desde aquí todo atado con una empresa española. Luego me entere que salía más caro, pero tuve ciertas ventajas que luego iré narrando.

Fuimos 2 personas. En el aeropuerto de Marrakech nos esperaba el chofer Abdul, que se autodenominó “el gandul”. Un Crakc



La primera etapa era llegar al valle de Dades atravesando el Atlas. Durante el camino nos encontrábamos con la cruda realidad de los pueblos de montaña de Marruecos. Sin asfaltar, lavando la ropa en los ríos, mas burros que coches, muchísimas personas vendiendo geodas y fósiles en tiendas al pie de la carretera, sin mas que hacer que esperar a que alguien parara a comprar lo que había cogido en la montaña por unos míseros dirhams.



Durante el trayecto, pasando Ouarzazate, nos ocurrió lo único que me puso un poco nervioso del viaje. Siempre había temido a la inseguridad del país, había oído y leído de todo y lo vivimos en primera persona.
Al final de un puente había un control de la policía marroquí. Nos paro, yo estaba tranquilo ya que el chofer vivía allí y sabría lo que hacer. Me empezó a escamar cuando escuchaba la misma serie de fonemas de parte del policía y del chofer, como si preguntara siempre lo mismo el policía y el chofer le contestaba lo mismo.



Al final el policía le hizo bajar del coche y se lo llevo al suyo a unos 40 metros, fueron unos momentos tensos, ya que estábamos en medio de la nada sin tener ni idea de lo que estaba sucediendo y es cuando me di cuenta donde estaba metido. En el centro de Marruecos a merced de cualquier policía y sin derechos ningunos. A los 10 minutos de una tensa espera volvió el chofer, yo, ansioso y un pelín nervioso, le pregunte qué había ocurrido y me dijo simplemente que todo se había arreglado dándole 20 dh, que son 2€, que todo estaba bien, pero le decía que un sello no se veía muy bien y que no valía. Me quede boquiabierto, que si no aceptaba el soborno eran 60€ de multa. En fin, lo único que me quedo en claro es que lo más peligroso de Marruecos es la policía.
Después de varias horas en el coche, parando donde nosotros queríamos a hacer fotos, llegamos al hotel donde cenamos muy bien y estuvimos con la música típica bereber de timbales y palmas por parte de los trabajadores del hotel.


Al día siguiente nos despertamos temprano para ir al desierto. El fin de nuestro viaje.
He de decir que ese ha sido unos de los 4 o 5 días mejores de mi vida, cuestión que ahora os contare. Nos dirigimos al Valle de Toldrá, que son esos cañones estrechos y enormemente altos que da dolor de cuello solo con querer mirar a su cima.



Por el camino, nos encontramos en un pueblecito con una boda en la calle, viéndonos envueltos en una marea humana sin poder pasar, con muchísima gente cantando y bailando a nuestro alrededor. Intente hacer fotos del evento pero me decían “FOTOS NO” y frases que no entendía pero que imaginaba su significado, luego el chofer me dijo que había mujeres que no quería que le hiciésemos fotos, porque así tendríamos que comprar postales y se ganaban algo.



Llegamos a otro pueblecito y dimos una vuelta por un palmeral, visitando una asociación de mujeres de la zona que se dedican a hacer alfombras y venderlas. El hombre que nos atendió nos invito a un té de azafrán y nos explico el porque de todo. Nos quiso vender alguna pero no insistió mucho cuando vio que no teníamos interés en comprar nada.


Luego seguimos el camino entre palmerales.



Y desiertos sin fin.



A estas alturas de día, los acontecimientos que iban sucediendo me estaban flipando.Todo iba rodado.



Le comenté a Abdul, que sabia que había canteras de fósiles y que me gustaría ir a extraer uno con mis propias manos y quitarme ese capricho también, me dijo que si, pero no estaba yo muy seguro si me entendió ya que no dominaba al 100% el idioma. Pasaba la tarde y me llevo a un taller donde manufacturaban los fósiles y hacían los típicos lavabos de fósiles etc. He de decir que hacen autenticas maravillas.


En ese momento creí que hubo un malentendido y que no me saldría con la mía de poder extraer yo uno con mis manos.
Íbamos de camino y el tiempo empezó a cambiar en el horizonte.



Cruzamos el pueblo en dirección al Desierto del Sahara, concretamente a las dunas de Merzouga, cuando el chofer se salio de la carretera y se dirigió a una montaña con puestecitos de fósiles. Era la cantera. No había nadie y estuvimos los 3 dando una vuelta viendo la cantera y cogiendo algunos.



En esta foto estoy yo cuando encontré el primer fósil de Amonite de mi vida. Ni que decir tiene que me hizo una ilusión increíble.



Todo estaba lleno de fósiles.



El chofer se sentó a fumar un cigarro mientras nosotros dábamos una última vueltecilla y hacíamos unas fotos, cuando nos dijo, vamos al coche que el tiempo esta empeorando y debemos llegar al lugar donde cogeremos los camellos.
En ese momento, al salir de la montaña y ver realmente la que nos venia, se le cambio la cara al chofer, y solo dijo. Hay que correr que nos coge la tormenta. Mire y ví esto.



Yo le pregunté ¿tormenta de arena? Y el me miró, asintió con la cabeza y pisó el acelerador.
Es una sensación indescriptible el ir a unos 100 km/hora por un desierto y ver como se acerca más y más



Ver al guía nervioso y el momento de no ver nada en absoluto me eriza todavía la piel. No se veía nada de nada. No hay fotos porque hice un video estilo desafío extremo y esta en la cámara, las fotos no valdrían de nada porque no se veía. Solo arena por todos lados y el coche moviéndose por la velocidad y del viento. Sin previo aviso el chofer pego un frenazo enorme y se paro justo delante de un terraplén inclinadísimo y comenzó a decir “ ho ho perdiu en el deserto, una y otra vez en voz baja. Fue ahí cuando mi novia empezó a decirle que hiciera lo que fuese pero que diera marcha atrás, que nos sacase de allí. Yo estaba flipando, pletórico, eufórico, es indescriptible lo que sentía. Posiblemente seria la única vez que fuera al Sahara y quería que ocurriera eso, necesitaba que ocurriera eso. Tenia la confianza que eso es solo viento y arena, pero el miedo de perdernos en un desierto que esta a 50km de la frontera de Argelia me empezaba a preocupar, mas aun cuando estuvimos varios km corriendo sin dirección alguna, sin ver a 5 metros y buscando señales de huellas de otros coches o carriles, cosa inútil ya que el viento las borraba de inmediato.
En un momento dado apareció un carril, lo seguimos y pareció verse una figura de un edificio. En ese momento se ubicó el chofer y llegamos sin ningún altercado más al punto de reunión. Luego nos dijo que lo hizo queriendo, puede que si o puede que no. Yo estaba a su lado y estaba nervioso, si lo hizo queriendo me encanto porque era lo que pegaba y lo sentí como tal. Sinceramente creo que se perdió por un tiempo.
El punto de reunión era una kasbah espectacular en medio del desierto. Llegamos allí y nos indicaron que aflojaba la cosa o no se podría salir con los dromedarios, pero que esto suele durar poco. Así fue. Una media hora después aflojo y pudimos salir a ver por primera vez el desierto del Sahara. Tragamos mucha arena y creo que rompí la cámara por eso.

En ese momento entendí la importancia de los turbantes en el desierto. La arena se colaba por todos los rincones y me enseñaron a ponerme uno.

Sentirte ahí, en el corazón del desierto, a un paso de Argelia, con lo que eso conlleva y tu cabeza empieza a dar vueltas y a imaginar cosas e historias de caravanas de camellos y, estas ahí. Realmente no era consciente de donde estaba hasta que caí, estaba en el Desierto del Sahara.

 Sólo dunas y desierto por todos lados

Sin mas sombra que la que tu haces
Cansado de tanto dromedario llegamos al final al campamento. Una chulada.


Estaba atardeciendo a pasos agigantados y me dispuse a subir la inmensa duna que nos protegía del viento. Se me hizo interminable tanto por el desnivel, como por tener que hacerlo por arena suelta. Tuve que terminar a gatas ya que era demasiado. La recompensa fue espectacular. El campamento estaba al fondo, viéndose la altura de la duna. Había en esa zona algunos campamentos de nómadas de verdad. Con algún pollo y poco más. Sinceramente, no se como pueden vivir así.



Al bajar nos esperaba un té y algún aperitivo en la haima común. Luego cenamos muy bien y estuvimos tocando los timbales, cantando y bailando. Éstas fotografías las hizo una familia francesa con su cámara y me las envió por e-mail, ya que no tendríamos cámara hasta que llegáramos al 4x4 donde teníamos la reflex guardada.



Para que pasara de todo comenzó a lloviznar un pelín, por lo que también me ha llovido en el desierto, fue aquí cuando nos acostamos cada pareja en una haima.
Yo recordaba la noche que ya viví en los alcornocales con ese cielo estrellado y me llamaba mucho la atención el verlo allí, con contaminación lumínica 0, pero estaba nublado.
Cuando llevábamos 1 hora acostados o así, noté que atravesaba la gruesa lona de la haima unas luces. Me dije a mi mismo, no puede ser que sean las estrellas, saque la cabeza y casi me da un infarto. Llame a mi novia, le dije que nos vistiéramos otra vez, sacamos un colchón a la arena y nos tumbamos a ver un cielo que parecía que se caía encima de ti. Ni una parte de cielo estaba oscuro, buscabas algo oscuro, esperabas un poco y veías alguna estrella también. No me podía creer que todo, todo lo que pedía a este viaje, me había salido bien en tan solo un día. Se nublo a la media hora aproximadamente, nos volvimos a acostar y dormí con una sonrisa de oreja a oreja.
Al día siguiente nos levantamos muy temprano, nos subimos a los dromedarios y fuimos a ver amanecer. Otro espectáculo sin igual.
Sentado en las dunas, con tu dromedario sentado a tu lado. Viendo como sale el sol por Argelia. Cada vez las sombras de las dunas se hacen menos largas por la altura que va cogiendo el sol. Increíble.



Llegamos a la kasbah de donde salimos y cogí la otra cámara para hacernos algunas fotos chulas, ya que el día anterior, por la arena no la pude sacar.


Estuvimos jugando con la arena como niños chicos y fue genial


El día que nos quedaba por delante era agotador, pero sin dudar un ápice, lo haría otra vez.



El regreso a Marrakech tardo unas 11 horas ya que eran unos 650 km por carreteras malas y mucha de ella de alta montaña. Durante el camino vimos alguna imagen curiosa.


Sobre las 14:00 aproximadamente paramos a almorzar y nos dijo que teníamos una hora y media para hacer lo que quisiéramos, pues a mi, justo en ese momento me entro una diarrea del 15, estuve toda la hora en el wc. “4 veces” Me tome la medicación que llevaba por si ocurría esto y no almorcé, le dije al chofer que si gritaba Emergencia, que parase. Jejeje. Dormité un poco en el coche y se me pasó. Por la noche cené perfectamente. Si cuando he dicho que nos ha pasado de todo…….

A las 19:00 aproximadamente llegamos a Marrakech y, sin en el resto de Marruecos es la tranquilidad lo que premia, en Marrakech es el caos, el ir en coche por la medina es increíble. Motos, coches, bicicletas, peatones y cada uno a su ritmo y por donde le viene en gana. El hotel estaba justo en la plaza de Djemma El-Fná, el corazón de Marrakech.
 Puestos de comida, zumos, frutos secos, comida ambulante, gente de todo tipo, desde mujeres que acababan de salir del gimnasio en mallas y otras cubiertas hasta el entrecejo cual penitente.
Lo que más me impacto fue ver un combate de boxeo de niños de unos 12 años de edad y la gente apostaba al ganador. Pues así, todo. Cenamos en la plaza, nos tomamos un té en una terraza donde se veía toda la plaza y compramos algunos caprichos en el zoco regateando lo justo. El Zoco es digno de mención ya que no te pierdes en un solo nivel, sino que cuando entras, tienes escaleras hacia arriba, hacia abajo y en el mismo nivel, siendo un poco laberíntico
Esta foto es por la mañana antes de irnos al aeropuerto. Estaba vacía,



Y así nos fuimos de Marruecos con ganas de volver.
Mi descripción del viaje ha sido sencillamente ESPECTACULAR. Marzo del 2010

JOSE JUAN
MENCHU
ABDUL “EL GANDUL”

jueves, 3 de junio de 2010

En busca de la Imperial

Después de mi travesía por el Desierto del Sahara, viendo que poco a poco me iba aficionando al mundo de la Ornitología y que la primavera es una estación idónea para la observación de animales, me propuse encontrar, ver e incluso fotografiar a los animales que siempre me han llamado la atención y todavía no los había visto nunca en libertad.

Después de 2 meses observando algunos lugares importantes en nuestra zona y conociendo algunos animales que ni había oído hablar de ellos, me sorprendió sin esperármelo el primero de ellos. Era una mañana con calma total en la laguna de Medina sobre las 9:00, en el carril, oí un chillido en el interior de un lentisco y vi el ataque de una comadreja a un gazapo, el conejito consiguió escapar.


Un poco más tarde, ya en el mirador, vi unas ondas en el agua sin que hubiera ningún ave en las cercanías, cogí mi telescopio y en ese mismo momento emergió del agua la cabeza de una nutria preciosa, fue viniendo poco a poco hacia donde me encontraba hasta que se percato de mi presencia, se paro, me miró y se sumergió para no volver a aparecer más. Recuerdo las sensaciones de esos momentos mientras la veía, sin saber qué hacer, o fotos o mirarla. Al final fueron unos 40 segundos caóticos en los que hice una mezcla de las dos cosas.




Las rapaces siempre me han llamado la atención de una forma muy especial y en concreto hay 3 que me atraen de forma clara. El Quebrantahuesos, el Águila Real y El Águila Imperial Ibérica. Ninguna de ellas las había visto en libertad.

Siguiendo los consejos de un compañero de Trabajo y afición me interese en el parque Nacional de Monfragüe, situado en la zona norte de Extremadura. En este parque hay un mirador famoso mundialmente para la observación del Águila Imperial Ibérica. El mirador en cuestión es el mirador de la Portilla del río Tietar , situado justo antes de su unión con el Tajo.

La idea era salir el sábado a las 2:30 de la mañana y llegar al amanecer al lugar. En el viaje solo cabe reseñar la pérdida de combustible constante que tenía el coche y que me tenía bastante preocupado. A las 7:20 estábamos buscando una gasolinera para llenar el tanque por si acaso la fuga era muy grande.

Entre una cosa y otra llegamos a las 8:00 al mirador, ya las aves estaban en vuelo debido a las altas temperaturas reinantes, solo había un observador en su coche un poco estricto en el tema del silencio ya que solo verme me indico que no hablara. Estaba muy preparado técnicamente y supongo que se dedicaría profesionalmente a esto.



Al poco tiempo empezó a venir gente y a enfocar el desfiladero que esta frente al observatorio, en concreto, el nido de una Cigüeña Negra. Pasaban decenas de Buitres Leonados, Milanos Negros, algún que otro Alimoche, pero la reina de las alturas no se dejaba ver, mientras tanto yo empecé a entablar conversación con un aficionado francés que tenia a mi lado, resultó ser muy simpático y nos entendíamos en un espaninglish mezclado con gestos y los dibujos de la guía de aves.


Yo estaba un poco perdido porque habían pasado un par de aves cuando estábamos solos y no supe que eran, debido a mi poca experiencia y al poco tiempo que tuve de verlas. Tenía un poco de miedo que después de viajar toda la noche viera a mi objetivo y no supiera identificarlo. Nada mas lejos de la realidad, mientras hablaba con mi “amiguete” se vio una silueta en la parte mas alta de la montaña, enfoque con los prismáticos y fue una sensación brutal.



Estaba lejos, una silueta parecida a las otras menos por las dos manchas blancas que tiene en el borde anterior del ala. INCONFUNDIBLE. Miré a mi derecha al francés y le señalé con el dedo un dibujo del Águila Imperial, el me miro y asintió con la cabeza. Ahí estaba, dejándose ver para todos, como si supiera lo importante que es y la de gente que estaba atenta a ella. Me puse nervioso y con ganas de chillar pero solo podía fijarme en sus dos hermosas franjas blancas. Se quedo inmóvil y empezó a subir y subir hasta que se dejo de ver.

Otras de las aves representativas del parque son el Buitre Negro y el Alimoche, que se dejaron ver también por la zona.



Mientras estábamos contemplando la grandeza del Águila Imperial llego una ruta guiada de la empresa Monfragüe vivo. Estaba indicándole a sus clientes donde había nidos de cigüeña negra y demás, sin percatarse de la presencia de la reina de todas. Le dije al guía donde estaba y el se apresuró a enfocar los telescopios para que todos la vieran, me hizo un guiño y eso me sirvió para que luego me dijera algún secretito del parque, como donde podríamos ver un nido de buitre negro y de Alimoche.


A la hora de almorzar nos dirigimos al hotel Carvajal a comer y pegarnos una merecida siesta. En ese hotel ha sido la primera vez en mi vida que no me han pedido ningún dato para registrarme, reserve con nombre y apellido por tlf, llegue, pague, entre y ni un solo dato ni dni.


La tarde de ese día fue muy calurosa y tranquila ya que ni los animales se querían mover hasta que comenzó a refrescar la tarde, lo único reseñable que vi fue un Búho Real que pasó de un lado al otro del río. Luego al regresar vimos un nido de Alimoche en el hueco de la presa de un pantano y a los elegantes rabilargos buscando de forma incansable material para hacer sus nidos.


La mañana siguiente fue emocionante, aunque al hacer mas frío que el día anterior, empezaron a volar un poco más tarde. En el camino de ida se nos cruzaron por la carretera varios ciervos, llegaríamos al mirador sobre las 7:20 horas y ya había algunas personas allí, entre otras, una pareja de Ávila con la que entablamos cierta empatía. Serían las 9:45 cuando un buitre alzo el vuelo, le siguieron 5 o 6 mas y mientras comentábamos todos el porqué lo hacían todos a la vez, apareció la reina de las aves a una altura mucho menor que el día anterior, creímos que se posaría pero no fue así, dio una vuelta por el valle, nos enseño de cerca su plumaje inmaculado y comenzó a ascender poco a poco.



Todos estábamos pletóricos sin poder de dejar de hablar de la suerte que habíamos tenido. Yo pensaba en la de gente que en ese día y medio había pasado por allí y no lo habían visto. Incluso con empresas de aventuras, previo pago.

A las 12:15 emprendimos la marcha a casa con gran satisfacción y sin esperar que de regreso, mientras mi novia dormía en el coche y yo sin prestar demasiada atención a las señales de tráfico me colé en la autovía de Badajoz y no la de Sevilla, por lo que tuvimos que dar un rodeo. Todo esto sin aire acondicionado.

Pero sobre las 18:00 aproximadamente llegamos al destino sin más altercados y deseando ver las fotos.

En busca del Lince Ibérico

EN BUSCA DEL LINCE IBÉRICO

Todo comenzó en Monfragüe, en el mirador de la portilla del Tiétar mientras hablaba con una pareja que me dijo que habían visto al Lince Ibérico en la Sierra de Andújar. Esto me hizo tener un nuevo reto, localizar, ver y fotografiar en su medio al felino más amenazado del mundo.

Localicé por internet una habitación en una casa rural: Villa Matilde, era la que estaba más cerca de la zona de observación.

La salida fue a las 3:00 para llegar al amanecer al lugar indicado por el dueño de las casa rural. En Cáceres nos indicaron un lugar en la zona recreativa del pantano del Encinarejo, pero se lo comente al dueño de la casa y me dijo que fuéramos a otro lugar cercano que no indicare para evitar las aglomeraciones de turistas.



Mientras llegábamos nos dábamos cuenta que estábamos rodeados de ciervos por todos lados.



Llegamos al lugar y había 2 grupos de observadores a los que me acerqué para indicarle que si veían algo, nos lo indicasen. Los 2 grupos se conocían y estaban intercomunicados entre si para tener más campo cubierto. Un grupo era un poco mas seco y el otro era mucho más sociable, por lo que nos acercamos a ellos para estar informados y aprender de sus experiencias.

Comenzamos a mirar y a hacer las típicas preguntas para saber qué buscar y como hacerlo. Nos indicaba que se notaba, que no nos preocupásemos, que si veíamos uno nos daríamos cuenta por su parsimonia al andar.

Mientras observábamos el paisaje vimos varios Buitres Leonados, Oropéndolas, Rabilargos, Picogordos, Buitres Negros y un Águila Imperial. Todo esto indicaba que estábamos en un entorno privilegiado. Lo que más me llamaba la atención era la cantidad de conejos y perdices que había por todas partes, alimento indispensable del Lince y del Águila Imperial.

La mañana fue pasando sin novedad alguna

A las 12:30 nos fuimos a ver el pantano del Encinarejo a intentar ver un nido de Águila Real y a las nutrias.


Por el camino vimos algunas aves que no había visto nunca como la Oropéndola o el Picogordo.



El calor apretaba y no vimos nada, desistimos y nos fuimos al hotel. Almorzamos, nos dimos un baño en la piscina y echamos una siesta que nos merecíamos. A las 18:30 nos fuimos otra vez al mirador a seguir observando. Allí estaban los dos grupos de observadores a la sombra esperando a que refrescase algo mas la tarde ya que hasta que no bajara la temperatura no habría mucho que ver. Fuimos al pantano de la Jándula a intentar ver otra vez la Nutria, pero tampoco hubo suerte.

Cuando el sol cayó un poco regresamos al mirador hasta que anocheció. El primer día se acabo sin novedad alguna. Al irnos le preguntamos a Javier y nos dijo que estaba casi seguro que había visto bajar uno pero no había demasiada claridad y no lo pudo constatar.

Al día siguiente, a las 6:30, estábamos en el observatorio otra vez. Yo tenia una sensación que tampoco veríamos nada. En un momento dado, una chavala del grupo dijo: “tengo dos gatos” todos nos pusimos alerta y empezamos a otear, pero cuando le dio al zoom vio que eran 2 buitres posados. Un tiempo después decidí el irnos de allí ya que cuanto mas tiempo estuviéramos allí, más difícil seria ver las nutrias. No se el porqué sabia que allí no iba a ver nada. Recogimos los bártulos y nos montamos en el coche para irnos. Cuando llevábamos 1 km aproximadamente llegamos a la altura donde estaban mirando Nene y Javi y vi a Nene haciendo aspavientos. Le dije a mi novia, ESTA GENTE TIENE UNO AHÍ. Ella me dijo que seria para que fuéramos más despacio pero todo se volvió loco en un segundo. Realmente lo tenían, nos indicaron que paráramos y fuéramos. Me quede bloqueado, el coche se me calo, no podía quitarme el cinturón de seguridad, lo dejé abierto en una curva. Todo daba igual, lo tenían, me señalaron donde se había metido. Era un arbusto a no mas de 15 metros, al instante dijeron, ahí está. Mire y no vi nada, me fijé y era mas pequeño de lo que creía, estaba totalmente camuflado y nos daba la espalda con sus inconfundibles orejas puntiagudas. Se quedó quieto, miró a su derecha y luego a su izquierda, nos miró por un segundo y se fue como si nada.



Después de ese momento nos quedamos todos con una sonrisa de oreja a oreja y comentamos la situación una y otra vez. Por lo visto, se dio cuenta porque las Urracas se ponen cerca de él y alarman al resto. Cruzo la carretera entre ellos y se metió en el arbusto en cuestión.

Después, Javi, lo vio mas abajo e intentamos seguirlo por un valle cercano pero ya no lo vimos más.

Nos despedimos y seguimos para intentar ver la Nutria por tercera vez, parando antes para hacernos la foto de rigor con la señal de peligro Lince.

Llegamos al mirador y estuvimos un ratito mirando el río pero el calor empezaba a ser insoportable y decidimos irnos para Puerto Real.
El viaje de regreso se hizo con normalidad.

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