Empezamos a subir por un sendero empedrado que comienza a empinarse. Cruzamos el pequeño arroyo del señorito y una angarilla.
Yo me despisté un poco y seguí un sendero de cabras y llegué al río un poco más arriba por una pared casi vertical y extremando las precauciones porque cualquier tropiezo podía suponer un problema. Llegué y comprobé que iba espectacular.
Lo crucé y empecé a subir para buscar el sendero que lleva a Mitano pero a la mitad de la subida me di cuenta que mi bota se estaba rompiendo.
Como pude, amarré la suela a la bota para poder seguir.
En ese momento me di cuenta que no iba a concluir la ruta porque no me podía fiar ya que no tenía ganas de terminar descalzo y pasar un mal rato. Como el arroyo iba muy bien y para no alejarme más del coche pues decidi recorrerlo un poco y ver las cascadas más grandes que tiene.
Cuando regresaba, al pisar tantas piedras, ramas y fango por el camino se empezaron a romper las cuerdas y la bota se terminó de romper. Llegando al coche ya con la suela en el tobillo. jejeje.
Así que esperemos poder completar la ruta y ver la cascada de Mitano en otra ocasión, pero ya la realizaré por su trayecto normal y con botas nueva. jeje. ;)
Salud.
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